Entre los disruptores endocrinos están el bisfenol A, la atrazina, las
dioxinas cloradas, el nonilfenol, el metil parabeno, etcétera, presentes
en envases de alimentos y bebidas, herbicidas, durante la incineración
de residuos, en detergentes, conservantes...
Estas sustancias constituyen una grave amenaza para mujeres embarazadas,
niños y jóvenes, cuyos sistemas hormonales son más vulnerables a este
tipo de sustancias, que pueden ocasionar desórdenes hormonales y
reproductivos, cáncer de mama o de testículos, malformaciones congénitas
o trastornos del desarrollo neurológico, entre otros, según ha
advertido la Eurocámara.
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