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2012/06/13

Claves médicas de una incineradora

por José Cruz Ruiz - Martes, 12 de Junio de 2012- Diario de Noticias de Gipuzkoa

UNA incineradora es un horno de combustión donde entran cientos de productos y elementos químicos que se queman como si fuera una pira de laboratorio. En esa combustión se producen nuevos elementos químicos, nuevas partículas, cenizas, escorias.
Muchos de los productos que entran no están filiados, no están reconocidos. Y la mayor parte de lo que sale por las chimeneas o por la bandeja del horno, tampoco.
Es verdad que la tecnología ha elaborado filtros para retener partículas, para evitar dioxinas, mercurio, etc. Y también han avanzado en lo referente a la medición de lo que se escapa por chimeneas o cenizas. Los filtros y los controles actúan sobre los elementos que conocen y hasta donde la tecnología les permite. Nada más
A partir de aquí, ¿es razonable decir que las incineradoras son seguras para la población? o ¿es el sistema más saludable dentro de lo económico y sostenible? o ¿los controles serán rigurosos y exquisitos?
Desde este párrafo de preguntas es fácil derivar a otras más suspicaces: ¿Europa nos lo exige? ¿Sanidad ha dado su visto bueno? ¿Por qué hay tanto interés económico en el negocio de las basuras y en las industrias incineradoras? ¿Y si ya reciclamos más, para qué construirlas tan grandes y caras? ¿Seguirán apostando por el reciclaje cuando tengan una incineradora? ¿Nos traerán basuras de otros sitios para hacerlas rentables? ¿Qué políticos o grupos están detrás y por qué con unas empresas concretas?… Bueno, abandono esta línea del discurso para no mezclar argumentos. Quizás debería lanzar estas otras preguntas, menos anti-sistema: ¿qué hay de verdad en eso de la toxicidad? ¿por qué no hay más deformidades o cánceres en sitios con incineradoras modernas -Bilbao, Tarragona…-? ¿La solución es un puerta a puerta tan sucio y horrible?
La pelea política y mediática con las basuras nos está generando a los ciudadanos guipuzcoanos las mismas sensaciones de hartazgo que nos supone oír todos los días hablar de la prima de riesgo o de Bankia. Y en ese debate parecen olvidados los fundamentos reales o vitales de por qué tanto miedo o rechazo a la incineración. Vamos a resumirlo:
1. Los elementos "conocidos" generados por la incineración de las basuras son tóxicos patógenos. Las enfermedades asociadas no son solo cánceres o deformidades fetales, sino que también son enfermedades pulmonares y cardiacas, malestar en muchas variantes, alteraciones del sueño, jaquecas, asma, alteraciones endocrinas, descompensación de cuadros crónicos…
2. No solo son importantes las dioxinas y furanos; tanta o más importancia tienen las micropartículas (las PM 2,5) las que pasan todos los filtros, incluso los pulmonares, y llegan al nivel celular con la carga de elementos generados -conocidos y desconocido- por la combustión
3. Los estudios más recientes sobre el efecto en la población de las emisiones de incineradoras de basuras demuestran variedad de patologías y síntomas. Estos estudios se refieren a Incineradoras de los años 70 y principios de los 80. Los pocos que van apareciendo con referencias a incineradoras más modernas, de los años 80, 90 y 2000, según Dirección de Salud del Gobierno Vasco, cuando hablan de incidencia de enfermedades, no son válidos porque "aún no ha pasado el tiempo suficiente de latencia".
También, por esa razón, el Director de Salud proponía la vigilancia (analíticas y pruebas complementarias) de la población residente en proximidad a la incineradora
4. El Simposium sobre "Salud e Incineración de Residuos" que se organizó en el Colegio de Médicos de Gipuzkoa concluyó afirmando que es un riesgo para la salud la Incineración de Residuos. Que los filtros, mejores o peores, solo retrasarán la acumulación de tóxicos (como sucede con el tabaco light o no light) pero derivan en las mismas patologías. Que los individuos más sensibles a la contaminación son los niños (por la relación dosis/peso y por el tiempo que soportarán la acumulación de tóxicos) y las personas mayores (por sus enfermedades crónicas y debilitamiento de defensas).
Cada punto de este artículo está documentado y bibliografiado.
Pero… ¿y que hacemos con las basuras?
No soy yo el indicado para contestar pero se que hay opciones simples, razonables, baratas, estéticas y eficaces:
a) El puerta a puerta, sin columnas de cubos, como se hacía antes, en horarios concretos,. Primando la colaboración ciudadana.
b) Una separación de la basura en solo dos fracciones o bolsas (lo orgánico, y lo seco). Y desde ahí la derivación a centros de compostaje y de reciclado.
c) Una bolsa única, con Centros de Tratamiento de la basura: donde se separarían todas las partes (esto crearía puestos de trabajo para seleccionar y limpiar -con aguas de depuradora- hasta obtener los productos perfectos) Luego, todo se compostará y se reciclará.
El famoso resto o fracción que no se reutiliza, se podrá comprimir e inertizar. Ya no hará falta incinerarlo… y más si a la industria se le exige la producción con elementos siempre reutilizables.
Y en frente, la otra alternativa, el gasto en una incineradora que puede quemar todos los problemas.
La podrán enterrar en el terreno, podrán "revalorizar" allí en energía hasta los movimientos de las manos, y podrán hacer las maquetas sin chimeneas con lagos y arboles a su alrededor, …. Pero seguirá siendo un horno de quemado de basuras, que no es inocuo (o, perdón, quizás sí lo sea si vives, por ejemplo, en la calle San Martín).

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